miércoles, 26 de septiembre de 2012

De profesión político

La difícil situación económica y social ha llevado a los ciudadanos a perder la fe en la democracia. Por eso, se están buscando nuevas formas de organización democrática que palíen esta falta de confianza. César Molinas nos habla en su artículo " Una teoría de la clase política española", publicado en el diario El País,  de la necesidad de regenerar un sistema que ha llevado a la formación de una clase política  profesional.

Este economista propone cambiar el régimen electoral hacia un sistema mayoritario. Sin embargo, se ha olvidado de algo fundamental: una buena democracia debe dar voz a cualquier fuerza política. Las minorías también tienen derecho a que sus ideas estén representadas por medio de personas designadas y apoyadas legalmente para ello. Además, en un país como España, formado por diversas realidades culturales, no se puede negar el derecho a que una facción social exprese la forma en que ve el mundo desde su propia cultura. Por lo tanto, un sistema mayoritario es la excusa para volver a un sistema centralizado, donde el nacionalismo español sea, practicamente, el único representado.

Los problemas de España no están provocados por el sistema autonómico ni electoral sino por la clase política. Coincido con César Molinas en su enfoque de la teoría de las élites extractivas. Los mandatarios han olvidado que su puesto consiste en la representación del conjunto de ciudadanos que les han votado. Estos han creído que su oficio es el de político y de esa errónea creencia vienen los diferentes abusos. La política debe de ser una práctica altruista de gente comprometida, cívica y, con un objetivo claro: el bien común. Sin embargo, los dirigentes ven en su actividad una forma de lucro, un estatus y un nivel de vida que no tendrían en otra profesión. La solución es muy simple: quitar todos los privilegios a este grupo social para que vuelva a ser una actividad en la que sólo aquellos de firmes valores e ideas participen. Así, dejará de ser un foco de parásitos sociales que succionan la sangre de los ciudadanos hasta gangrenar la carne del Estado.

En mi modelo político sólo vivirían del estado aquellos que, por la magnitud de su cargo, no pudieran dedicarse a otra actividad. En mi modelo político cualquier ciudadano tendría la opción de elegir a sus representantes con un sistema de listas abiertas, en mi modelo político un referéndum sería algo habitual, en mi modelo político el ciudadano sería lo primero...Pero ese sólo es mi propio modelo político.


@AdrianLorenzoo